Nuestra educación es tan pobre que ni las personas encargadas de hacer los programas educativos NO comprenden quienes somos, ni donde estamos y ni como convivir con otros. Al parecer un grupo de personas quienes deseaban ver a los trabajadores de su país en condiciones menos desastrosas, emprendieron una supuesta reforma educativa con el fin de darles el “mínimo decoro” Nuestra educación es tan pobre que ni las personas encargadas de hacer los programas educativos NO comprenden ni se preguntan quieenes somos, ni donde estamos y ni cómo convivir con otros. Al parecer un grupo de personas al final del siglo 19 deseaban ver a sus trabajadores en condiciones menos desastrosas, que no apestaran, ni causarán asco. Ellos emprendieron una supuesta reforma educativa con el fin de darles el “mínimo decoro”, suponiendo que la gran mayoría de madres y padres son incapaces de educar a sus hijos... Ellos ciegamente consideraban que con tan solo trabajar ocho o diez horas diarias incluyendo los sábados, en alguna fábrica o oficina, sería suficiente para que ganasen un sustento. Jamás consideraron el desarrollo de los miembros de la familia, en autonomía del pensamiento critico, la calidad de sus alimentos o la utilidad de su vestimenta, todo se quedó en manos de la imaginación industrial y ahora cuarta revolución la era tecnológica.

La instantánea imagen que nos hipnotiza nos impacta sin nutrirnos, las relaciones humanas están devaluadas, excluidas del "yoyismo" son meramente intercambios utilitarios de los cuales alguien gane comparándonos con personajes ficticios, imposibles de emular. Garantizan la fatiga, el colapso emocional y fragilidad corporal, para nos sancionarnos con castigos por un valor agregado inexistente.